Sandra Melgarejo. Madrid
Recientemente se ha celebrado en Barcelona el I Encuentro Luso-Ibérico de los Defectos Congénitos de la Glicosilación (CDG), organizado por la Asociación Portuguesa CDG (Apcdg) y la Asociación Española Síndrome CDG (Aescdg), en el que expertos y familiares de pacientes han reclamado más difusión del conocimiento científico-médico de esta enfermedad para favorecer el diagnóstico temprano y, por lo tanto, un mejor manejo del paciente, y para potenciar la investigación de nuevos métodos diagnósticos y terapéuticos. Belén Pérez Dueñas, neuropediatra del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, ha participado en esta reunión, a la que también ha asistido Jaak Jaeken, profesor del departamento de Pediatría de la Universidad de Leuven (Bélgica), que describió el primer caso en 1980. Desde entonces se han descrito alrededor de 50 defectos congénitos de glicosilación diferentes. Pérez Dueñas ha hablado con Publicación Médica de Neurología sobre este grupo de enfermedades.
Vanessa Ferreira, presidenta y fundadora de la Asociación Portuguesa CDG, miembro de la Asociación Española Síndrome CDG y representante de pacientes CDG en la Plataforma Europea para el Registro de Enfermedades Raras; Jaak Jaeken, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Lovaina (Bélgica), que describió por primera vez el síndrome CDG en 1980; Belén Pérez Dueñas, neuropediatra del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, y Rafael Artuch, especialista en Bioquímica Clínica del Hospital Sant Joan de Déu.
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¿En qué consisten los defectos congénitos de la glicosilación (DCG)?
Los DCG son un grupo muy heterogéneo de enfermedades con una base genética muy diversa pero que, en general, afectan al sistema nervioso central. El órgano diana es el cerebelo, que puede tener un defecto en su formación y, como consecuencia, ser un cerebelo hipoplásico, o que, en algunos otros casos, también puede tener una pérdida neuronal progresiva, es decir, que se puede asociar a un componente de atrofia. Debido a esto, lo que presentan los pacientes en la exploración es un cuadro de ataxia que se podría englobar dentro de las ataxias recesivas de causa genética. Se suelen diagnosticar por los neuropediatras dado que los síntomas son muy precoces y afectan en las primeras etapas del desarrollo. Los niños afectados adquieren la marcha muy tardíamente y de forma asistida, aunque hay casos más leves en los que los síntomas de afectación de cerebelo son más sutiles, pero se diagnostican más tarde. Como es una enfermedad que se ha descrito recientemente y ha habido niños que no fueron diagnosticados en su momento, ya están apareciendo publicaciones de algunos pacientes que han sido diagnosticados por expertos en Neurología de adultos. En la actualidad, el especialista podría diagnosticar a cualquier niño si tuviera la sospecha clínica, solo hace falta conocer el fenotipo, y se dispone de un marcador bioquímico muy sencillo que facilita el diagnóstico.
¿Qué opciones terapéuticas existen?
De momento, no existe tratamiento curativo, pero sí un tratamiento sustitutivo que revierte los síntomas en una forma muy específica. Hay más de 50 tipos de DCG y cada uno es un fallo de una enzima de una vía metabólica diferente, lo que hace que el tratamiento nunca sea igual para todos. La única forma que no tiene manifestaciones neurológicas es la única que tiene tratamiento curativo. Para el resto, no hay nada curativo. Se está trabajando en terapia génica y hay un grupo en la Universidad Autónoma de Madrid, encabezado por la doctora Belén Pérez González, que está investigando las mutaciones de pacientes para buscar fármacos que puedan mejorar el fenotipo de la célula, pero todavía no se ha conseguido ninguna terapia efectiva.
¿Está preparada la Atención Primaria para derivar correctamente a estos pacientes al especialista?
Los pediatras tienen que derivar a centros especializados donde se puedan hacer los estudios diagnósticos a cualquier niño pequeño con afectación de múltiples órganos, porque es una enfermedad multisistémica, o a niños más mayores con un cuadro neurológico establecido en el que predomine la ataxia.
¿Cuáles son los retos en el manejo de esta enfermedad?
El principal reto es continuar describiendo fenotipos, porque la vía de la glicosilación es muy compleja y hay más de 1.000 enzimas participando. El desafío es entender por completo la vía de la glicosilación de las proteínas dentro de la célula, a través del diagnóstico de nuevos pacientes que presenten nuevos defectos. En segundo lugar, está la investigación en posibles tratamientos y generar un modelo animal con el que poder trabajar, algo que tampoco se ha conseguido hasta ahora. Todavía hay muchos horizontes por conquistar.
¿Qué necesidades tienen estos pacientes y sus familias?
En el encuentro hemos distribuido una guía para familias que recoge las preguntas más frecuentes sobre la enfermedad respondidas por especialistas y se ha entregado un cuento para explicar a los niños en qué consiste la enfermedad. Muchas preguntas están relacionadas con el manejo médico, porque el problema de las enfermedades raras es que, al no tener un centro de referencia al que poder acudir, las familias tienen muchas dudas sobre si el manejo del médico es el correcto. También tienen dudas sobre si el seguimiento y las pruebas que se hacen son suficientes para controlar todas las manifestaciones de la enfermedad. En este tipo de patologías el asociacionismo es muy bueno porque da fuerzas a las familias y les ayuda a estar mucho mejor informadas.
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